“Error” por darle una categoría y hacerme entender, porque en realidad los errores, desde mi punto de vista, no existen, simplemente son otras.
Yo me identifico con los errores y con la falta de perfección.
La idea de perfección, a mí, me aterra, me lleva a lo estático, a la muerte. Los errores, para mí, son chispas de verdad en una vida llena de mentiras.
Los errores, para mí, abren caminos.
El error, para mí, es lo espontáneo, lo que sale naturalmente, lo verdadero. Lo que no está bajo el control de lo racional.
El error, para mí, nace de la verdad de nuestras emociones, como una chispa y nos indica un nuevo camino.
El error quiebra lo establecido y abre las puertas hacia algo nuevo.
El error rompe las RÍgiDaS ESTRUcturAS de LO ESTABLECIDO (ay qué RICO!!!!!!!!!!!) para dar paso a algo nuevo.
SIN ERROR LA REVOLUCIÓN Y POR CONSECUENCIA LA EVOLUCIÓN, NO SON POSIBLES.
El error, para mí, da movimiento y ritmo.
El error verdadero. No el error forzado y premeditado. Pero se juzga tanto el error forzado, y se deja tanto pasar el acierto forzado, el hacer “bien” las cosas, “correctamente”, haciendo muchas veces solo por hacer, por llenar.
Hoy, yo no creo en lo forzado. Sin embargo, justifico más los errores forzados en búsqueda de cambios que los aciertos forzados que conducen a la muerte o estaticidad de las cosas.
El error me AsusTa. Es como la sombra, la mancha que veo y no distingo por la noche, que me saca de mi mundo conocido. Es como el monstruo, el diablo, el señor malo que viene a malograr toda esa perfección que me he impuesto para no perder el control.
Hoy miro el error a la cara. Me asusto. Lo odio. Lo asumo. Y así, por fin, me acepto.
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